La Escala de Braden es un instrumento de valoración que permite determinar el riesgo que tiene un paciente de desarrollar úlceras por presión, evaluando seis dimensiones: respuesta a estímulos dolorosos (percepción sensorial), humedad, actividad, movilidad, nutrición y fricción/roce. Cada ítem se puntúa de 1 a 4 (excepto fricción y roce, que puntúa de 1 a 3), donde las calificaciones más bajas indican mayor riesgo. El puntaje total obtenido clasifica el riesgo como muy alto, alto, moderado, bajo o sin riesgo, lo que orienta al personal de salud a implementar intervenciones preventivas oportunas para proteger la integridad cutánea, mejorar el confort del paciente y evitar complicaciones derivadas de la inmovilidad o condiciones clínicas que afecten la piel.